ALASKA
Aterrizamos a las 12 de la noche en la ciudad de Anchorage. Anchorache es la mas importante ciudad del 49 estado de la union, Alaska, pero no es su capital que corresponde a Jenau, que debido al aislamiento fisico de esta ultima, ha favorecido el crecimiento economico y politico de Anchorage.
Despues de pernoctar en el parking de la empresa Great Alaskan holidays, partimos a la mañana siguiente a nuestro principal objetivo del viaje, el monte McKinley. Tomamos la Hiway 1 en dirección norte, hasta desviarnos en la antigua carretera que va hacia la localidad de Palmer. Un trazado sinuoso, entre bosques de coníferas, riachuelos y casas desperdigadas a lo largo del camino, nos suministran las primeras sensaciones para sumergirnos en el estado mas salvaje de Estados Unidos. Nuestra primera parada antes del PN Denali, es la antigua mina de oro "Independance Mine". Practicamente no queda nada del poblado, ni se puede visitar la mina, pero lo han hecho una sucedáneo de parque temetico que atrae a multitud de visitantes procedentes en su mayoría del mismo país.. Y es que no nos podemos olvidar, que el gran crecimiento de lo que hoy es Alaska, vino impulsado por el descubrimiento del preciado oro. Todavía a día de hoy se ven, crezca de la mina, turistas y buscavidas con bateas, cribando la arena con el agua del río, en busca de tan preciado metal.
Si tomamos la pista que sale a mano derecha, nada mas abandonar la mina, llegaremos un poco mas al norte de la localidad de Willow, situada en la HWY 3. Esta pista esta en muy buen estado, sobre todo en verano, y trepa entre riscos, piedras y arroyos, para coronar el puerto en un punto, donde los amantes del parapente han encontrado su particular paraíso. Aunque pueda resultar una temeridad, recomiendo usar este camino de grava, en vez de volver hacia Palmer.
El la localidad de Talkeetna, nos espera uno de los platos fuertes del viaje. No me gusta que las mejores sensaciones del viaje empiecen tan pronto, pues luego descafeinará un poco el resto de las cosas, pero el trazado nos lo ha impuesto así. Nos espera, en su pequeño aeródromo, la empresa Talketna air service. En dos avionetas DeHavilland 2 del año 1965, nos subimos en dos grupos para poder observar lo mas ceca posible el gran monte Mckinley, el mas alto de America del norte. El motor en estrella de 9 cilindros arranca sin titubeos. Es una vieja avioneta equipada con patines retractiles para poder aterrizar en uno de sus glaciares. Para mi, como profesional del medio, fue una experiencia increíble y única, pero una auténtica temeridad. Andar con un avión monomotor sorteando picos a 10000 pies de altitud, rascandolos a pocos metros de su cima, me pareció una verdadera locura. No se si el piloto se motivo o quiso lucirse pues yo le comente que pertenecía a su mismo gremio minutos antes de despegar, pero nos dio un paseo inolvidable, desafiando todas las leyes sobre la seguridad que tiene la aviación civil americana. El remate a todo esto, fue un magistral aterrizaje en uno de los campos base del monte McKinley. Si queréis ver la experiencia, esta cargado en la zona de videos. Despues del aterrizaje en el glaciar, un pequeño treking y unas fotos, culminaron tan magnifica jornada.
A la mañana siguiente, nuestro objetivo era de nuevo el monte Mckinley, pero esta vez por tierra. Su gran parque Nacional, el Denali, te brinda la oportunidad de observarlo por vía terrestre. Una red de autobuses, de diferentes tipos y funciones , recorren las kilométricas pistas del parque, con la particularidad de poder subir y bajar en todo su recorrido, hacer tu particular treking, para luego tomar de nuevo otro de ellos. Conviene reservar de antemano a traves de la pagina oficial del PN Denali, como también informarse de los distintos tipos de servicio que dan, según los colores del vehículo..
Como os decían en la presentación, despues de haber visto el gran monte desde el avión, acariciando sus aristas, la excursión terrestre al parque desmerece un poco, incluso se hace un poco pesada, pues los recorridos del autobus estan entre 8 y 12 horas de duración. Tuvimos la suerte, en el tramo que hicimos a pie, al llegar al Paso del Sable, encontarnos de frente con tres osos grizzly Una gran hembra y dos crías. Fue espectacular. Una nueva experiencia a colgar en las espaldas, pues es la primera vez que veo un oso en estado salvaje.
Notas de viaje: