SUDAMERICA
Abandonamos Guayaquil dirección el parque nacional de Cajas, y ya cometimos el primer error de navegación, pues en vez de tomar la carretera desde Jesús María a Molleturo, tomamos una pista que salía más al sur, desde el pueblo de Naranjal. Después de haber transitado más de una hora en ella, nos encontramos con que el río se había llevado parte de ella, haciendo imposible su transito. Esto nos obligó a dar la vuelta, deshacer el camino ya andado, y tomar la desviación desde Jesús Maria al parque nacional,. Una carretera andina, de magnifico pavimento que nos alzaría de nuevo desde el nivel del mar hasta los 4200 metros, en pocas horas. Consecuencia....el inevitable mal de altura al llegar al parque. LLegamos a las 16:20 de la tarde al centro de visitantes, hora límite para entrar, aparcar y pernoctar, pues cierra a las 16:30. Ya no nos dió para mucho más el día, comer un poco y quedarnos de charla con el vigilante, muy amable por cierto,que según iba transcurriendo la velada y los rones y el tabaco iban callendo, todo a nuestra cuenta claro está, su ofrecimiento para el día siguiente seguía creciendo. Primero, que nos invitaría a almorzar en el restaurante del centro, luego vendría que sería nuestro guía a la mañana siguiente por parte del parque, mostrandonos sus conocimientos botanicos, faunisticos y ornitólogicos. A la mañana siguiente donde se dijo "digo ahora fue Diego" y mucho "prometer hasta mete.." Ni almuerzo ni visita ni nada de nada. En fin, ya estamos acostumbrados a este tipo de lazarillos.
El parque las Cajas, sin ser un espectáculo, no esta de más si subes por la Panamericana desde Cuenca, desviarse de la ruta que sube desde Guayaquil, solo para verlo, me parecería excesivo. Es un gran páramo, con muy poca vegetación, con pequeñas lagunas de origen glaciar. Destacar un pequeño arbusto o matorral que forma pequeños bosques bajos. Como todo el parque lo cruza la carretera principal que comunica Guayaquil con Cuenca, te dan un tiket a la entrada del parque con una validez de 30 minutos para cruzarlo y abandonarlo por el control de salida. Si superas este tiempo, tendrás que abonar la entrada del parque que son 2 US$ por persona y si pernoctas el alguno de sus dos centros de interpretación, 4US$ más por cabeza, eso sí, te da derecho a usar el albergue, que debe de tener unos chinches los colchones como los elefantes del Serengueti.
En tan solo 20 minutos, por la misma carretera desde la Laguna Toreadora te plantas en Cuenca. Muchos la comparan con Quito en cuanto a belleza e importancia, pero os aseguro que esta a años luz en todos los aspectos. Si he de reconocer que se trata de una ciudad tranquila, limpia, donde con un breve paseo puedes recorrer los puntos más interesantes de la ciudad como son sus dos catedrales, el parque Calderon, sus incontables iglesias y sus casas colgadas, con cierta similitud a las de Cuenca, aunque las comparaciones en este caso son odiosas.
A media tarde, partimos hacia las ruinas de Ingapirca, tomando la Panam en sentido Norte. Uno más de los cientos de yacimientos incas a lo largo Ecuador y Perú. Bien conservadas y rodeadas de un espectacular paisaje, pero sobre ruinas y piedras me reservo mi opinión porque todo esto es muy subjetivo, para algunos puede ser algo sublime casi colosal y para otros soporífero, todo es cuestión de imaginación.
Notas de viaje: