SUDAMERICA
Las ruinas de Incallajta deben de ser visitadas por el publico que verdaderamente sepa a lo que va. Lo digo, porque los 30 kilometros de ida y otros treinta de vuelta por una pista empedrada de alta montaña, se hacen bastante pesados, si luego esperas encontrar en el asentamiento Inca otra cosa muy diferente. Ojo, que hay taxis que te dejan,al principio del segundo tramo de la pista, porque no quieren subir con sus coches y te toca andar ocho kilometritos a 4000 metros, que son divinos para limpiarte hasta la última mota de impureza de tus pulmones. Sobre aviso os pongo. A nosotros nos llevo el Uni hasta las mismas ruinas, cosa que es muy de agradecer.
El Cristo de Cochabamba es espectacular, domina desde su colina toda la ciudad. Yo le hubiese tapado esos agujeros tan antiestéticos que tiene, pero...de hecho hay algunos tapados y otros no. Me imagino que su razón tendrán...
La ciudad es grande y caótica. No tiene demasiado encanto, ni mucho en especial que ver. Cocha tiene fama de ser una ciudad donde se come de una manera copiosa, pero poco más. Nosotros cometimos el error de buscar un hotel o un alojamiento con garaje en el centro. Fue imposible, más de tres horas estuvimos dando vueltas, y donde existía garaje, el Uni no entraba. Calles estrechas, con un trafico caótico, terminaron por minar nuestra paciencia y no perder ni un minuto más, para salir disparados hacia la Paz, ciudad mucho más interesante.
Por cierto, la noche anterior, de camino a Cocha, se nos echó la noche entre Chujillas y Totora. Era una carretera de montaña que no se podía parar en casi ningún sitio a dormir. A lo largo de la carretera hay unas casitas, tipo minifundios, pues cultivan terrenos minúsculos y cuentan también con algunas ovejas, una diez o veinte por casa. Pues bien, nos adentramos en una de esas mini granjas a dormir. Por supuesto al entrar, salieron los dueños extrañados. Tu verás lo poco corriente que debe ser que dos extranjeros se presenten en tu casa ya oscureciendo. Les pedimos permiso para pernoctar en su terreno, y porsupuesto que accedieron, siempre con una sonrisa en la boca. Era una pareja de unos treinta años, con un niño de dos. Vivían en una cabaña de adobe, sin agua corriente, ni luz eléctrica, solo con velas. El pueblo de más próximo, Totora, a 45 minutos. Nos ofrecieron té caliente y nos preguntaron muchas preguntas sobre España. La verdad que diferente es el mundo depende de donde nazcas. Nosotros llegamos con toda la tecnología, agua caliente, luz eléctrica, televisión y DVD, telefono satélite y ellos...lo mínimo para sobrevivir. Que desigualdades!! Se que nosotros no podemos cambiar esto, pero si nos sirve para apreciar lo que tenemos.
Notas de viaje: